López Obrador estaba feliz de recibir en El Salvador el reconocimiento que no encuentran sus programas en México.
Un problema de la falta de calidad de información del presidente Andrés Manuel López Obrador ha contribuido a su muina de las últimas semanas, al tomar conciencia de que probablemente el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, le pudo haber visto la cara. López Obrador y Bukele se parecen mucho, pese a la diferencia generacional, entorno y formación. Uno nació con la televisión en blanco y negro y el otro con un mundo digital en su cabeza; el primero es un baby boomer con educación limitada y el segundo un millennial multifacético. Pero al mismo tiempo son igual de autoritarios, pactan con criminales y quieren cambiar el rumbo de su país. El mexicano ve el futuro con fórmulas de los 70 y el segundo quiere entrar a la maduración del siglo 21 con apuestas de alto riesgo. Pero en esta dialéctica, Bukele quizá sacó la mejor parte.